jueves, 16 de abril de 2009

HOMO MENSURA

Quisiera iniciar estas líneas con aquel pensamiento del sofista griego Protágoras de Abdera, que reza “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto a que son y de las que no son en cuanto a que no son, y así como es para ti, es para ti y así como es para mi es para mi ”. De entrada podríamos interpretarlo con la simplicidad de que existen en los individuos una diversidad de posturas particularizadas a la vez, en las que se puede converger y discrepar, sin embargo es la opinión propia y respetable sobre algo, solamente que es visto desde ópticas independientes, como seres pensantes, libres y racionales que somos.

El ser humano se encuentra inmerso, desde que nace, en reglas. Por un lado tenemos las normas que regulan la conducta conforme a lo legalmente establecido. Es decir, la Ley es creada para atribuirnos de derechos y obligaciones, y nos da un juzgador para esclarecer el conflicto y aplicar sanciones, en sí todo un sistema judicial que administra al derecho y que rige la conducta sobre lo que establece, se puede o no hacer, con sanciones y penas, dentro de una sociedad encaminado a la idea de lo que es justo. Por otro lado tenemos las directrices que imponen las religiones. Definitivamente reguladoras de la conducta, sin afectar el interés público, y que en la mayoría se tiene la creencia de un ente motor generador de todas las cosas, cuyos efectos se producen en la psyché, persiguiendo un fin último, pero que supremamente te guía sobre lo que es bueno y es malo y como toda norma, su incumplimiento impone sanciones. También tenemos otro tipo de normas y costumbres, las del orden moral. Lo que socialmente es correcto y apropiado, desde las más antiguas, hasta las establecidas en la actualidad, y sus consecuencias que el desarrollo humano y psicológico buscan explicarlo. Todas estas reglas mezcladas entre sí en una sociedad, estado, nación. No quisiera entrar en detalle en cada una de ellas porque sería muy extenso.

El punto concreto de estas líneas, es que todo aquello real y que existe, es creación del ser humano, es decir la medida somos nosotros mismos. Con esto no quiero decir que el hecho de que existan las reglas por las cual nos conducimos, sea malo y que tendríamos que ignorarlas, al contrario han servido y funcionan para que podamos coexistir en sociedad. Sin embargo, ¿qué estamos haciendo para influir en la toma de decisiones de quien impone la regla? Tenemos que ser participativos y con plena conciencia de lo que más nos conviene. Si nosotros somos la medida, deberíamos de estar cerca de la vara.